viernes, octubre 20, 2006

Contemplación

En estos últimos días, he leído una serie de “posts” y comentarios adicionales que una mujer evidentemente bella y sumamente inteligente generó gracias a su post inicial que habla sobre “El placer de la contemplación”. Y precisamente eso es algo que yo aseguro de lo cual todos gozamos un poco, o un mucho; o como leí también por ahí, todos tenemos algo de “voyeristas”. Y es completamente cierto.

Pregúntome yo: ¿quién no se ha parado a contemplar una pintura, un vitral en una catedral, una estatua, un edificio enorme, una puesta de sol, las fumarolas del Popocatépetl, una mujer caminar y acercarse o alejarse, un auto reluciente y brillante de nuevo, un grillo, una obra de vialidad, un reloj Ku-kú marcando la hora exacta, una rueda de la fortuna, una máquina en plena producción, un maratón, el repicar de unas campanas, un desfile, un perfume suave, una cabellera suelta, bailando al compás del viento, una ambulancia en plena prisa, el aterrizaje o el despegue de un avión, la estela que deja un jet al cruzar el cielo, un arco iris…?

Y como esta bella mujer dice (y transcribo textualmente): ”Este tipo de placer es tan benévolo que “llena” con solo mirar e imaginar, pero me refiero más al tono absorto sublime, así también se puede destilar una gran cantidad de amor y placer. Hay quienes afirman que este tipo de placer es altamente egoísta, pero yo opino que es más bien meditativo intenso”.

Que mejor tipo de descripción que esta. La belleza de la contemplación está precisamente en que el tiempo se detiene, en que la belleza de estas pequeños detalles radica precisamente en eso, en que no es necesaria la excentricidad, la ostentosidad de nada, simplemente es algo que llena por completo uno o varios sentidos a la vez, y que definitivamente no puede pasar desapercibido en nuestras vidas. Y lo mejor de todo: es gratis.

Alguien que precisamente “contempla” y “medita” sobre alguna de estas “simplezas” con relativa frecuencia, es alguien que invariablemente tiene un alto nivel de conocimiento sobre las cosas que verdaderamente valen la pena en esta vida, pero sobre todo, un alto grado de conocimiento sobre si mismo, las cosas que importan, y las cosas que le alimentan a uno el alma.

Invito a quien lea este pequeño post a fijarse un poco mas en lo menos importante, y a perder un poco el interés en lo brillante del oro o de la posición social. Definitivamente, existen cosas “menos” importantes, pero que a la larga, son las que marcan la personalidad y el destino de cada uno.


Gracias Afro, por tomarte la molestia de leer y compartir.
Afrodita: Diosa del Amor, de la fertilidad y la Belleza.
"Venus d'Arles," Louvre, París, Francia.

martes, octubre 10, 2006

Dunkelberto Hernández De La Barquera e Ibargüengoitia


Nací un 12 de Agosto del año 2005, en la ciudad de Puebla. Dicen que mi papá es español y mi mamá mexicana, pero como los dueños de mi papá no podían llevarlo de regreso, decidieron que los dueños de mi mamá lo adoptaran y así es como se quedó y nos hicieron a mi y a mis otros 6 hermanos, 2 hembras y otros 4 machos. Yo soy el único de los machos que me parezco a mi papá: ¡soy negro! Bueno, es que en mi raza, Labrador Retriever, puede haber 3 colores, miel, chocolate y negro.

Llegué a vivir con mi actual y único dueño el 20 de Septiembre del 2005, o sea que ya tenemos poco más de un año juntos. ¿Por qué hasta ahora escribo de mí? Fácil, porque mi papá no me prestaba su Laptop.

Ese día mi papá fue por mi, yo estaba dormido en una caja porque ya me habían apartado para que me llevaran. Cuando llegué a la que ahora es mi casa llegué hecho una bolita de pelo negro y muy asustado, tanto que tiré el primer traste de agua que me dieron. Los primeros días estuvieron llenos de incertidumbres y de cosas nuevas, la casa, el acostumbrarme a la comida, el estar solo porque mi dueño se iba a trabajar y esas cosas. Pero eso si, cuando llegaba, estaba siempre conmigo, jugando y me daba de comer. Hasta me compró una camita en forma de huella de perro y ahí dormía, en su recámara durante los primeros 3 meses de mi vida.

Pero lo mejor de todo es que antes de que me bajaran a dormir a mi patio (porque tengo un patio para mi solito) me encantaba esperar a que mi dueño se durmiera perfectamente para subirme a su cama y acomodarme junto a él, de verdad que se dormía ahí calientito. Obviamente cuando tenía hambre, me hacía sentir, o sea, me subía en su panza, y esperaba a que se despertara. Y lo mejor es que después de jugar un rato, me sacaba a hacer mis necesidades y a comer.

Y así han pasado los últimos meses, mi dueño se levanta temprano, me limpia mis “cosas”, me lava el patio, y me da de comer y agua para tomar. Se va a trabajar y yo me duermo porque me aburro mucho. Calculo la hora a la que llegua y me acerco a la reja para esperarlo. A veces me ha encontrado dormido, pero eso si, siempre que llega, ya sea al medio día o en la noche, va a saludarme, a jugar conmigo y a darme más agua. Y si tengo hambre o sed, le arrimo los trastes a la puerta y así el ya sabe que tengo hambre o sed, dependiendo de qué traste arrimo. Tengo una casa en forma de Igloo, y me encanta cuando me baña, porque además de que me encanta jugar con el agua, siempre terminamos jugando y mojados.

En las noches, cuando ya no hay niños que se espanten con mi tamaño y mi ladrido (que parece que me comí un perro grande) él me saca a pasear, a veces damos vueltas a la colonia, a veces salimos de ella y vamos más lejos y me deja jugar en los jardines. A veces también buscamos una botella de plástico de refresco y jugamos a que él me la avienta y yo voy por ella, pero cuando me canso, solo voy por ella y me acuesto. Me encanta que me rasque la panza y el cuello, me gusta mucho correr a su alrededor y torearlo a que me quite las cosas de la boca. Eso si, siempre voy a su lado porque no quiero perderme. Y cuando llegamos a la casa a veces si entro luego luego, a veces no tan rápido, pero él me convence siempre.

Yo sé que el sueña con comprar una casa más grande con un patio más grande o un jardín. Yo espero que sea pronto porque me gusta mucho jugar con él. Ojalá pueda hacerlo pronto para que tenga energías para seguir jugando con el como tanto nos gusta.

Ah, y antes que se me olvide, mi nombre para los cuates es DUNKEL.

Crónica de un desayuno frío

Este domingo, estaba dispuesto a disfrutar de un suculento y nutritivo desayuno (caldito de pollo, salsa de chicharrón, bisteces en salsa verde y frijolitos claro está…) en la cocina económica propiedad de mi suegra cuando de repente me percato que en plena esquina de la calle 13 y avenida 6 (en Córdoba) está en sus labores dominicales un “celoso” guardián de la vialidad, o agente de Tránsito, o “tamarindo” o “perro” por aquello de las mordidas… ¿Qué tiene esto de particular?, en si nada, ese es el problema, y ahora explico por qué.

Resulta que de repente, cuando mi caldito de pollo estaba siendo servido en mi mesa, ante mis ojos veo que este vigilante del orden vial detiene a un conductor que tenia bajo sus pies y manos un Tsuru color verde, el cual, según mi criterio no tenía por qué haber sido detenido ya que el cruce en cuestión, no tiene semáforo, ni señalamiento alguno prohibitivo para la circulación libre, de no ser la consabida “preferencia” de las avenidas sobre las calles, lo cual no se sanciona en ningún lado. Así que me quedé observando para tratar de identificar la falla de este conductor. Después de unos 4 o 5 minutos de conferencia entre conductor y agente, yo decidí que tal vez la falta cometida por el primero fue el traer cristales polarizados, lo cuál, no estoy enterado hasta que punto está prohibido y amerite una multa.

El caso es que me quedé observando todo el proceso de discusión / convencimiento entre estos 2 individuos con el firme propósito de comprobar por mi mismo lo que desde el principio supuse: que el agente lo que buscaba era tener dinerito fresco para el desayuno. El agente se acercó al conductor del Tsuru saludándolo (cual debe de ser), y comentándole cuál era el motivo por el cual había sido detenido (del cual nunca pude cerciorarme). El conductor obviamente se defendió como pudo, y después de aproximadamente 10 minutos, y de que mi suegra me recordó que mi caldito de pollo estaba enfriándose, el agente se desabotonó la camisa por la parte media del pecho, sacó una libretita como las que usan las muchachas que atienden en una tienda de telas, le mostró algo de ella, que yo supongo que era alguna clase de reglamento de tránsito, y al observar el agente que yo estaba poniendo atención a todo este mitote, no le quedó más remedio que darle la libretita al conductor para que hiciera “lo propio” sin que yo pudiera observarlo claramente”. Lo que si pude observar ya olvidándome de que mi inicio de desayuno estaba realmente frío, es que el conductor buscó un “papelito”, lo colocó dentro de la mentada libretita, se la devolvió al agente, éste la metió sin revisarla nuevamente dentro de su camisa, la re-abotonó, se despidió de mano del conductor, y se regresó a su esquina a trabajar, mientras que el conductor, moviendo la cabeza en señal de desacuerdo, reanudó su marcha por la avenida.

Después de esta desagradable demostración de corrupción por ambos protagonistas, me dispuse a iniciar con mi desayuno, durante el cuál, el episodio anteriormente narrado ocurrió otras 2 veces con dos automovilistas más. Vale la pena señalar, que a diferencia del primer conductor, el segundo si tenía razón para ser multado, el cual era la falta de la placa delantera, pero para el tercero, nuevamente tuve la incógnita del motivo, ya que este ni cristales polarizados traía.

Después de terminar el desayuno y de despedirme de mi suegra, la conversación se cerró con un muy atinado comentario de ella: “Este tipo siempre está en esta esquina y hace exactamente lo mismo que hoy durante el tiempo que está ahí”.

Obvio, la recomendación es cuidarse de tipejos corruptos ladrones como este, los cuales desgraciadamente abundan en todas las ciudades de nuestro país, y evitar en lo posible circular por esta esquina, y si por alguna razón son detenidos por este u algún otro abusivo sinvergüenza, por favor, si hubo razón en la extensión de la multa, más vale que esta sea espedida y pagada en la oficina correspondiente, y no darle de “desayunar” a esta bola de zánganos que lo único que hacen es ROBAR a quien se deje. No lo permitamos. Lástima que no le vi ni el nombre ni el número en la placa, si no, aquí estaría más que balconeado.