Ahhh que increíble es la libertad… pero cómo cuesta!!!
Para los que aún no se enteran, el pasado miércoles 4 de Mayo tuve a bien realizar por fin uno de mis más grandes sueños y creo que el de muchos aunque no lo digan: INDEPENDENCIA! No hablo de levantar un pueblo en armas ni andar haciéndole al Miguel Hidalgo ni mucho menos; hablo de por fin extender las alas que durante casi 30 años habían estado “detenidas” y volar del nido. Buscar por tus propios medios el alimento, en otras palabras, salir de casa de mis papás y radicar en otro lugar completamente solo. Para quienes aún no lo hacen y lo están planeando espero les sirva esto.
Lo más difícil es tomar la decisión final, el decir “tal día me paso” y de ahí para atrás los días que faltan son 100% de trabajo y preparación. La idea que yo siempre tuve para salirme de casa es que si lo iba a hacer era porque iba a estar igual o más cómodo que en casa de mis papás. Así que para los que compartan esta filosofía me entenderán. Primero que nada, la recámara, medir que la que vas a meter quepa en el espacio designado para ella en el nuevo huevo. Closets, si no hay de “fábrica”, pues hay que mandar a hacerlos. Uno personal y uno de blancos al menos. Agua. Un problema más debido a nuestras flamantes administraciones con las cuales por hoy no me voy a meter, pero si hay que solucionarlo de forma local, así que hay que mandar a hacer cisterna. Limpieza de la casa, incluyendo pintura de paredes, zoclo nuevo (si lo hay, claro) y fuera basuras anteriores (si se puede las personales también sería lo ideal). Refrigerador, que aunque puede ser prestado o regalado por supuesto que hace falta. Plomería, implica baños, lavamanos, tuberías etc. No quisiéramos que el primer día no pudiéramos bañarnos por algún defectillo indeseable de las instalaciones. Cortinas, osease cortineros, tela para las cortinas y la confección de ellas. Afortunadamente yo para estos menesteres conté con una invaluable ayuda que si no menciono aquí sería tachado de malagradecido y no queremos eso.
Y sigue la mata dando (¿ya empezaron a hacer cuentas? $$), artículos de limpieza: escoba, recogedor, jergas, jabones, limpiadores, ácido por aquello de las manchas duras de pelar, etc. No es probablemente porque uno vaya a andarla haciendo al “ama de casa” todo el tiempo, cosa que tampoco sería ninguna hazaña ni mucho menos algo vergonzoso, sino que si se contrata a alguien para limpiar de vez en cuando, ninguna de estas “guerreras de la mugre y las telarañas” anda armada, así que hay que darles todo o de plano ni para qué llamarlas. Hablando de limpieza: ¡la lavadora! O que, ¿vamos a llevar los calzones con “Código de Barra” con mamá a lavar o a alguna lavandería? ¡Claro que no! ¡Hay que tener un poco de vergüenza para eso!
Artículos personales: Jabón, papel de baño, desodorantes, una que otra aspirina, pasta de dientes, etc, hay que recordar que ya no está mamá que se acuerda de todo. Toallas, sábanas, cosas de cocina como cubiertos, vasos aunque sea de plástico, alguno que otro plato un abrelatas, cuchillos, etc. Muy importante: ¡la cafetera! Y si no se me olvida otra cosa pasamos a lo fuerte: La mudanza.
Aquí es cuando te acuerdas de las sabias palabras de tu madre de “¿Y para qué guardas tanta porquería?” Ahora tienes la respuesta. Van para la mudanza desde la cama, las cosas que mamá de buena gana te da, las que te robas (seamos honestos), la ropa, los CD’s, TV, DVD, etc, etc, etc, si es que cuentas con todo esto. La compu, la bici, sillas aunque sea de plástico, escritorio, soportes y toda clase de “porquerías” que no tienes el valor de tirar por sabrá Dios que razón oculta.
Y de ahí a acomodar todo… para esto nos llevaremos un tiempo establecido entre 2 días y el resto de tu vida… Y obviamente viene la primera interrogante de la vida de soltero: ¿Y ahora que como? Pues al súper papacito (o de perdis al Oxxo) porque aquí no hay de que abres el “refri” y todo está resuelto, de hecho aquí abres el “refri” y todo es un ente vacío.
Antes de cerrar este breviario cultural quiero agradecer a mis padres por la ayuda brindada, a él por el apoyo, el último consejo antes de abandonar su casa y por enseñarme a perseguir mis sueños; y a ella por los vasos, vajilla, refri, trapos, ganchos para la ropa, tazas, cafetera y comida ya que sin esto ya anduviera mendigando por algún crucero o al menos con un par de naranjas tratando de hacerle al malabarista y por enseñarme a vivir como gente decente. Y a mis amigos Jorge y Blanca por la ayudototota con el asunto de cortinas, cortineros y asuntos de plomería. Para todos ellos esta dedicatoria.
Por cierto, ¿ya acabaron la cuenta de lo que cuesta? No está caro: ¡Es una locura! Pero vale la pena. La sensación de satisfacción y de libertad es incomparable.
Lo más difícil es tomar la decisión final, el decir “tal día me paso” y de ahí para atrás los días que faltan son 100% de trabajo y preparación. La idea que yo siempre tuve para salirme de casa es que si lo iba a hacer era porque iba a estar igual o más cómodo que en casa de mis papás. Así que para los que compartan esta filosofía me entenderán. Primero que nada, la recámara, medir que la que vas a meter quepa en el espacio designado para ella en el nuevo huevo. Closets, si no hay de “fábrica”, pues hay que mandar a hacerlos. Uno personal y uno de blancos al menos. Agua. Un problema más debido a nuestras flamantes administraciones con las cuales por hoy no me voy a meter, pero si hay que solucionarlo de forma local, así que hay que mandar a hacer cisterna. Limpieza de la casa, incluyendo pintura de paredes, zoclo nuevo (si lo hay, claro) y fuera basuras anteriores (si se puede las personales también sería lo ideal). Refrigerador, que aunque puede ser prestado o regalado por supuesto que hace falta. Plomería, implica baños, lavamanos, tuberías etc. No quisiéramos que el primer día no pudiéramos bañarnos por algún defectillo indeseable de las instalaciones. Cortinas, osease cortineros, tela para las cortinas y la confección de ellas. Afortunadamente yo para estos menesteres conté con una invaluable ayuda que si no menciono aquí sería tachado de malagradecido y no queremos eso.
Y sigue la mata dando (¿ya empezaron a hacer cuentas? $$), artículos de limpieza: escoba, recogedor, jergas, jabones, limpiadores, ácido por aquello de las manchas duras de pelar, etc. No es probablemente porque uno vaya a andarla haciendo al “ama de casa” todo el tiempo, cosa que tampoco sería ninguna hazaña ni mucho menos algo vergonzoso, sino que si se contrata a alguien para limpiar de vez en cuando, ninguna de estas “guerreras de la mugre y las telarañas” anda armada, así que hay que darles todo o de plano ni para qué llamarlas. Hablando de limpieza: ¡la lavadora! O que, ¿vamos a llevar los calzones con “Código de Barra” con mamá a lavar o a alguna lavandería? ¡Claro que no! ¡Hay que tener un poco de vergüenza para eso!
Artículos personales: Jabón, papel de baño, desodorantes, una que otra aspirina, pasta de dientes, etc, hay que recordar que ya no está mamá que se acuerda de todo. Toallas, sábanas, cosas de cocina como cubiertos, vasos aunque sea de plástico, alguno que otro plato un abrelatas, cuchillos, etc. Muy importante: ¡la cafetera! Y si no se me olvida otra cosa pasamos a lo fuerte: La mudanza.
Aquí es cuando te acuerdas de las sabias palabras de tu madre de “¿Y para qué guardas tanta porquería?” Ahora tienes la respuesta. Van para la mudanza desde la cama, las cosas que mamá de buena gana te da, las que te robas (seamos honestos), la ropa, los CD’s, TV, DVD, etc, etc, etc, si es que cuentas con todo esto. La compu, la bici, sillas aunque sea de plástico, escritorio, soportes y toda clase de “porquerías” que no tienes el valor de tirar por sabrá Dios que razón oculta.
Y de ahí a acomodar todo… para esto nos llevaremos un tiempo establecido entre 2 días y el resto de tu vida… Y obviamente viene la primera interrogante de la vida de soltero: ¿Y ahora que como? Pues al súper papacito (o de perdis al Oxxo) porque aquí no hay de que abres el “refri” y todo está resuelto, de hecho aquí abres el “refri” y todo es un ente vacío.
Antes de cerrar este breviario cultural quiero agradecer a mis padres por la ayuda brindada, a él por el apoyo, el último consejo antes de abandonar su casa y por enseñarme a perseguir mis sueños; y a ella por los vasos, vajilla, refri, trapos, ganchos para la ropa, tazas, cafetera y comida ya que sin esto ya anduviera mendigando por algún crucero o al menos con un par de naranjas tratando de hacerle al malabarista y por enseñarme a vivir como gente decente. Y a mis amigos Jorge y Blanca por la ayudototota con el asunto de cortinas, cortineros y asuntos de plomería. Para todos ellos esta dedicatoria.
Por cierto, ¿ya acabaron la cuenta de lo que cuesta? No está caro: ¡Es una locura! Pero vale la pena. La sensación de satisfacción y de libertad es incomparable.