El Adios para un gran hombre...
El día de ayer 12 de Abril del 2005, poco antes de las 2 de la mañana, mi Abuelo, el hombre del que al principio de este Blog hablé, falleció a los 89 años de edad. No tengo palabras claras para realizar una descripción de lo que estas últimas horas sin él han sido, pero aqui hay algo que me ayuda mucho a identificar el sentimiento de falta que deja su partida no solo para mí, sino para todo el resto de familiares, amigos y conocidos que compartieron algo con él. Con todo el amor de su nieto, para ti, abuelo. Nunca te olvidaré.
"Detengan todos los relojes, corten el teléfono
Denle un hueso al perro para que no ladre
Callen los pianos y con un tambor fúnebre
traigan el féretro, que entren los dolientes
" Dejen que los aeroplanos den vueltas alrededor
dejando el mensaje en el aire: El ha muerto
Pongan moños de crepé alrededor de los cuellos de las palomas
Que los agentes de tránsito usen guantes de algodón negro
" Él era mi norte, mi sur, mi este y mi oeste
Mi semana de trabajo y mi Domingo de descanso
Mi medio día, mi media noche, mi palabra y mi canción
Pensaba que el amor duraría para siempre, estaba en un error
" Las estrellas ya no son requeridas, guárdenlas todas
Empaquen la luna y desmantelen el sol
Sequen el océano y barran con el bosque
porque nada podrá ya llegar a ser bueno."
Funeral Blues
Stop all the clocks, cut off the telephone,
Prevent the dog from barking with a juicy bone,
Silence the pianos and with muffled drum
Bring out the coffin, let the mourners come.
Let aeroplanes circle moaning overhead
Scribbling on the sky the message He Is Dead,
Put crepe bows round the white necks of the public doves,
Let the traffic policemen wear black cotton gloves.
He was my North, my South, my East and West,
My working week and my Sunday rest,
My noon, my midnight, my talk, my song;
I thought that love would last for ever; I was wrong.
The stars are not wanted now: put out every one;
Pack up the moon and dismantle the sun;
Pour away the ocean and sweep up the wood,
For nothing now can ever come to any good.
W. H. Auden